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miércoles, 9 de julio de 2014

Beethoven


En 1810 Beethoven fue invitado a escuchar el recital de una niña prodigio de nombre Teresa. Todo iba bien hasta que Teresa comenzó a interpretar una pieza del compositor, complicándosele tanto que dejó de tocarla y entre sollozos abandonó la sala. Beethoven la alcanzó y le preguntó: ¿Por qué no has podido seguir con mi pieza?”. Teresa se excusó diciendo que eran muy difíciles. El compositor le prometió que le haría una sonata, cosa que cumplió al día siguiente cuando la jovencita recibió la sonata llamada “Para Teresa (recuerdos del 27 de abril de 1810)”, pieza que pasó a la historia como “Para Elisa” por un error de algún copista.

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