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miércoles, 11 de marzo de 2015

Primera Guerra Mundial


“El oficial inglés entrega al herido (alemán) manchado con su propia sangre, saluda mudamente y va alejándose, convencido de que apenas le queda vida para volver a los suyos. Un capitán alemán lo abraza (y) en un arranque de admiración se quita la Cruz de Hierro que lleva en su pecho y la coloca en el del inglés. (…) Cuando el oficial vuelve a su trinchera (…) cae en los brazos de sus soldados. Los jefes le dieron una segunda cruz, la Victoria Cross, que únicamente se concede por hechos famosos. Veinticuatro horas después aún obtuvo una tercera cruz: una cruz de madera que se yergue sobre un montículo, en medio del campo inmenso arado por los proyectiles, agujereado por las explosiones, minado por el brazo humano…”,  relato citado por Vicente Blasco Ibañez en su libro “Crónica de la Guerra Europea de 1914”…