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jueves, 7 de agosto de 2014

Caso Mayerling


La muerte del heredero al trono del Imperio Austrohúngaro, el archiduque Rodolfo, sigue suscitando cientos de conjeturas a más de cien años de haber fallecido. Hijo del Emperador Francisco José y la muy famosa Emperatriz Sissi, Rodolfo falleció junto su con amante,  la baronesa María Vetsera, el 29 de enero de 1889 en el pabellón de caza de Mayerling, cerca de Viena. La muerte del archiduque tomó por sorpresa a todos, ya que pese a su reputación de enfermo, depresivo e inconformista, Rodolfo había citado a varios amigos en el pabellón para el día 30 a ir de caza; de hecho según algunas fuentes días antes el archiduque había estado feliz y ocupado. Los cadáveres del archiduque y la baronesa fueron hallados por los mismos amigos que Rodolfo había citado un día antes. Todo parecía indicar que Rodolfo había disparado contra la baronesa para luego cubrirla con una sábana y unas flores, para después dispararse en tiro en la sien.

Enterado el Emperador de lo sucedido, actuó más como político que como padre, ya que lo primero que hizo fue reunir a los testigos y les hizo jurar que nunca dirían lo que habían visto. La versión oficial fue que el archiduque había muerto de un ataque de apoplejía. Después ordenó la sepultura en la clandestinidad de Maria Vetsera, cosa que se hizo sin siquiera dejar una inscripción o cruz.
Sin embargo, los rumores y la investigación policiaca fueron enturbiando las cosas: al final, el informe oficial fue cambiado por un ataque de enajenación mental. La iglesia católica también complicó más las cosas ya que se negaba a dar cristiana sepultura a Rodolfo por haber sido suicidio y asesinato, pero una documentación que envió Francisco José al nuncio vaticano hizo que la jerarquía doblara las manos y Rodolfo fuera enterrado conforme al culto católico. Desde allí comenzaron todo tipo de especulaciones de lo que realmente había sucedido.

Primero se dijo que el día 28 de enero el archiduque y el Emperador habían discutido fuertemente, ordenándole el monarca que no volviera a ver a la baronesa. Después trascendió que el embajador alemán había enviado al Káiser un informe donde transmitía la posibilidad de que el heredero al trono hubiese sido asesinado; los servicios secretos británicos también pensaban lo mismo y hasta le habían hecho llegar un informe a la reina Victoria. Las razones para creerlo estaban basadas en varios hechos: el cuerpo de Rodolfo mostraba signos de lucha,  diversos cortes en las muñecas,  golpes en varias partes del cuerpo, un hundimiento en el cráneo, el lugar donde ocurrió el asesinato estaba en total desorden, la ventana había sido abierta desde el exterior y cosas que con el paso de los años se le fueron añadiendo: como una bala disparada por detrás, aunado al hecho de que la autopsia fue apartada de los archivos oficiales, generaba mucha suspicacia. La familia de la baronesa pidió en 1959 exhumar el cadáver y encontraron que tenía golpes en la cabeza que eran imposibles que hubieran sido hechos con una bala.


En 1983, Zita de Borbón-Parma, viuda de Carlos I de Habsburgo (sobrino del monarca Francisco José y último Emperador de la monarquía dual) quiso cumplir la promesa que le hizo a su esposo antes de morir: relatar lo sucedido. Según esta versión, Rodolfo fue asesinado por negarse a participar en un complot para derrocar a su padre. La idea era hacer de Austria-Hungría una gran federación en la que el archiduque fuera coronado como rey de Hungría, y apoyándose en la cercanía con Francia, Rodolfo lideraría una federación pangermánica que tendría como eje a Austria, en claro detrimento de Alemania, que buscaba ser hegemónica en Europa.  Pese a la escasa repercusión en los medios, hasta la fecha la hipótesis no ha sido desmentida por ningún historiador.

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