Según Homero,
el árbol del castaño proviene de Asia Menor, donde los griegos lo llevaron a Europa
para el siglo V a. EC, llegando muchos siglos después a América de donde se
derivó una especie autóctona: el castaño de Indias. Los romanos lo llevaron a
los territorios conquistados y lo usaban en el bullote, una trota elaborada con harina que era uno de los
alimentos principales de las legiones. Durante la Edad Media fue alimento común
y básico en los habitantes de las regiones montañosas, ya que con él se hacían
gachas (comida elaborada con avena, cereales o legumbres, revuelta con agua o
leche), pan y pasteles, siendo el único alimento que consumían en épocas de
carestía de cereales. El crecimiento de
la población significó la redistribución de los arboles de castaño durante los
siglos XI al XIII a zonas donde no se podía cultivar otra cosa, permitiendo que
a falta de pan éste hiciera su función. Lo curioso es que solo en el campo era
alimento básico, en las ciudades era alimento de temporada, de allí que se denominara “el pan de los pobres”. La
llegada de papa y el maíz a Europa disminuyó su importancia en la dieta
regular, transformándose en un postre que llegó a ser servido en el glamuroso
gobierno de Luis XIV, el famoso “rey sol”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario