El barco de Oseberg es el navío
más lujoso hallado. En agosto de 1903 el profesor Gabriel Gustafson de la
Universidad de Oslo, recibió la visita del granjero Knut Rom quién le notificó
que debajo de un túmulo de su propiedad había lo que parecía ser un barco. Dos días
después el arqueólogo se trasladó al lugar e identificó lo que parecía ser una
nave funeraria vikinga; sin embargo debido a la cercanía del invierno no pudo
comenzar la excavación, así que solo cubrió el túmulo y durante el invierno
buscó recursos para su financiación.
Para el verano de 1904 los
trabajos comenzaron bajo una enorme expectación. La excavación duro tres meses
y sacó a luz un barco profusamente decorado de 21-5 metros de eslora por 6.5 de
manga, que contenía una cámara funeraria
con dos restos de mujeres tendidas en camas. El carecer de metales mostraba que
había sido profanada aunque contenía objetos de madera, textiles y ofrendas,
logrando rescatar cinco camas, cuatro trineos, varias vestimentas, zapatos y
peines, así como artículos de navegación, agricultura y cocina.
También se hallaron animales
sacrificados, tales como caballos, seis perros y dos vacas. El barco se desarmó
y estaba constituido en su totalidad con roble y se dató en inicio de la
construcción en 820 y en 834 la cámara funeraria, fecha supuesta de la muerte
de las dos mujeres.
Los vikingos no tenían un rito
único de enterramiento, todo dependía del lugar que ocupaban en la sociedad los
fallecidos; la cremación y la inhumación era lo más común y en ambos casos
tanto las cenizas como el cuerpo se colocaban en tumbas personalizadas. Los barcos
funerarios son los que más llaman la atención ya que se introducía al fallecido
junto con sus ofrendas para después enterrar el barco. Todo parece indicar que
el barco de Oseberg fue expresamente construido como tumba, ya que no existen
muestras de uso en ninguno de sus remos. Su restauración tardó veintiún años, reconstruyéndose
el 90% con el roble original y bajo un procedimiento químico. En 1926 se
trasladó con mucho cuidado en un ferrocarril expresamente habilitado para ello,
al Museo de Barcos Vikingos, en Oslo.
Durante mucho tiempo se consideró que había
sido reconstruido fielmente. Sin embargo,
cuando se realizó una réplica en 1987 y se quiso comprobar su navegación, éste
se hundió el mismo día. Después de una exhaustiva investigación, se determinó
que la nave original era más ancha tanto en la proa como debajo de la línea de
flotación. Hoy en día se está trabajando en una nueva réplica que ya ha sido
probada con éxito en un tanque de pruebas.
Sin embargo el mayor misterio del
barco radica en sus tripulantes. El origen de las dos mujeres sigue generando
dudas a los especialistas, ya que el origen y rol social de ellas son una incógnita.
Según pruebas recientes, la mujer más
grande tenía entre setenta y ochenta año y probablemente murió de cáncer. Su compañera
tenía aproximadamente cincuenta años y no se sabe de qué murió; pero lo que sí
se conoce es que por su estructura ósea haya sido de la región del mar Negro y
todo indica que tenía un status social alto. Pero la conexión entre ambas no es
clara.
Algunas hipótesis apuntan a que
eran familiares, pero el pésimo estado de los huesos de la anciana impiden
hacer estudios genéticos. Otra posibilidad apunta a que la más joven era
esclava de la anciana y fue sacrificada unto a ésta, práctica común en los
vikingos. Algunos sostienen que ambas eran hechiceras o sacerdotisas. Y la más
aventurada apunta a que la mayor era Asa, abuela de Harold I, rey de Noruega.
Lo único seguro es que alguna de
las dos pertenecía a un rango elevado, ya que los vikingos solían ubicar barcos
funerarios cerca de núcleos de poder.
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